21 de octubre de 2025
Autor:
Rafael Valcárcel Ramos
En un Real Madrid donde la excelencia se mide en Champions y en historia, Vinícius Jr. afronta una campaña decisiva. Tras un año de altibajos y críticas, el brasileño está decidido a recuperar su trono y demostrar que sigue siendo uno de los jugadores más determinantes del mundo.
Vinícius siempre ha sido sinónimo de vértigo. Su velocidad, descaro y regate fueron durante varias temporadas el motor ofensivo del Real Madrid. Pero la última campaña no ha sido fácil: factores externos al fútbol le alejaron de su mejor versión y la irrupción de nuevas figuras parecía restarle protagonismo.
Hoy, más maduro y consciente de su rol, el brasileño ha vuelto con una misión clara: volver a ser el alma ofensiva del equipo, esa chispa que enciende al Bernabéu y cambia el rumbo de un partido en segundos.
Vinícius ya no es el chico eléctrico que jugaba sin pensar. Su evolución pasa por el liderazgo silencioso, por entender que ser decisivo no siempre significa anotar, sino contagiar energía y carácter. En los entrenamientos, su actitud es otra: enfocado, disciplinado, decidido a dejar atrás las críticas que alguna vez lo persiguieron.
En un vestuario lleno de estrellas, el brasileño ha encontrado su lugar como referencia emocional y futbolística. Ya no corre solo por instinto; ahora lo hace por responsabilidad.
Xabi Alonso lo ha dejado claro: este es el año de Vinícius. El técnico confía en su crecimiento táctico, en su capacidad para sacrificarse en defensa y en su mejora en la toma de decisiones.
Las estadísticas lo respaldan: más efectividad, menos pérdidas y un aumento notable en su influencia en los partidos importantes.
El brasileño ya no busca callar bocas; busca hacer historia.
Si Mbappé representa la nueva era del madridismo, Vinícius es el puente entre el presente y el futuro. Ambos comparten algo en común: la exigencia de estar siempre en lo más alto.
Y en ese desafío, el brasileño tiene una cuenta pendiente, volver a ser el más determinante en las grandes noches de Champions que lo esperan para volver a demostrar por qué, cuando el balón rueda y el estadio ruge, pocos jugadores en el mundo pueden detenerlo.
La afición blanca siempre tuvo una relación especial con Vinícius. Lo ha visto crecer, fallar, brillar y madurar. Por eso, este año, más que una exigencia, el Bernabéu le ofrece una oportunidad: la de redimirse como ídolo, de confirmar que su talento no fue un destello, sino el principio de una era.
Vinícius Jr. ha vuelto. Y lo hace con el hambre del que quiere dejar huella.
Porque en el Real Madrid, las caídas se olvidan rápido… pero las redenciones se recuerdan para siempre.