6 de octubre de 2025
Autor:
Emilio Gracia
Hablar de Fernando Ruiz Hierro es hacerlo de uno de los jugadores más brillantes y completos de la historia del Real Madrid, y una referencia de su generación. Su polivalencia y carácter ganador hicieron del malagueño un futbolista excepcional. En la complicada primera mitad de los años noventa, fue el jugador bandera del club y sueño de los grandes clubes de Europa. Entre sus novias futbolistas estuvieron el admirado Milan de Berlusconi, o el Dream Team de Johan Cruyff, quien pidió a Núñez su contratación en varias ocasiones durante el periodo en el que negociaba su renovación con Ramón Mendoza.
La carrera de Hierro comenzó en su Málaga natal, donde jugó para el Vélez, y de donde pasó al Real Valladolid. En pucela explotó, siendo pieza fundamental, desde la defensa, del equipo que en la temporada 1988-1989 se plantó en la final de la Copa del Rey contra el Real Madrid en el Vicente Calderón. Un solitario gol de Gordillo validó el último doblete Liga-Copa del Rey logrado por el Real Madrid hasta nuestros días en una final en la que destacó Butragueño y el Valladolid desaprovechó un buen puñado de ocasiones.
El buen hacer de Hierro con la camiseta blanquivioleta levantó el interés de los grandes. El presidente del Valladolid, Miguel Ángel Pérez, llegó a un acuerdo con Jesús Gil para su traspaso al At. Madrid sin consultar al jugador, cuyo sueño de infancia era corretear con la camiseta blanca por el Santiago Bernabéu. Hierro, con 21 años, llegó a posar con una camiseta del At. Madrid sobre el césped del Calderón pero el traspaso nunca se cerró. El interés de Ramón Mendoza por su contratación dio un vuelco a la situación. Hierro lo tenía claro: o fichaba por el Real Madrid o cumplía su contrato con el Valladolid. Finalmente su deseo se cumplió, incorporándose al esplendoroso Real Madrid de la Quinta del Buitre que enlazaba una Liga detrás de otra.
Su llegada a Chamartín coincidió con la de John Toshack al banquillo, contratado con el objetivo prioritario de ganar la Copa de Europa. La orejona no llegó, pero sí la quinta Liga seguida (récord todavía no superado) en la que Hierro tuvo un destacado papel como defensa en el esquema 1-5-3-2 que implantó el técnico galés. Aquel equipo batió varios récords, algunos de los cuales estuvieron vigentes varios años, como los 107 goles marcados o los 38 que anotó Hugo Sánchez para obtener el Trofeo Pichichi y la Bota de Oro. Como recompensa, Luis Suárez le incluyó en la lista de 22 futbolistas convocados para el mundial de Italia 90, aunque no jugó ni un solo minuto.
La contratación de Radomir Antic en la convulsa temporada 1990-1991 hizo que un nuevo horizonte se abriese para Hierro. El serbio adelantó su posición, reconvirtiéndolo en un centrocampista llegador. El experimento resultó y el andaluz sumó 26 goles durante el curso 1991-1992, 21 de ellos en Liga. Solo el atlético Manolo marcó más goles que él en la competición de la regularidad, superando a consagrados artilleros como Zamorano, Polster, Penev o Stoichkov. Hierro ya era el mejor jugador del Madrid.
Con Benito Floro siguió siendo capital como centrocampista, aunque en una posición más retrasada como armador de juego. Dos Supercopas de España y la Copa del Rey en la temporada 92-93 fueron el escaso botín en forma de títulos logrado en aquellos años. Los polémicos arbitrajes en Tenerife le impidieron engordar su vitrina de títulos con dos Ligas que se debieron ganar en un periodo en el que ya se codeaba con los mejores futbolistas del mundo en su posición.
Tras el mundial de Italia se convertiría en un fijo de la selección española. De la mano de Javier Clemente alternaba la defensa con el centro del campo. En un agónico partido ante Dinamarca (vigente campeona de Europa) en el Sánchez Pizjuán, marcó de cabeza ante Peter Schmeichel el celebrado gol que metió a la selección en el mundial USA 94, en cuya fase de clasificación estuvimos más fuera que dentro. En tierras americanas dio brillo a su polivalencia y versatilidad.
Contra Suiza, en octavos de final, abrió el camino del triunfo con un gol que definía a la perfección su estilo de juego: potencia, calidad e inteligencia para leer situaciones sobre el césped y romper la adelantada defensa suiza con un balón adelantado, para luego definir con calma ante Marco Pascolo. Aquella selección mereció mejor suerte pero la falta de puntería y un indecoroso arbitraje del húngaro Sándor Puhl ante Italia en Boston puso fin al sueño americano de la selección en cuartos de final.
La llegada de Jorge Valdano al banquillo del Real Madrid en 1994 y la contratación de Fernando Redondo retrasaron su posición a la defensa. Junto a Manolo Sanchís formó una pareja inexpugnable que resultó fundamental para recuperar el título de Liga y romper la racha del Barcelona de Cruyff. Ya nunca volvería al medio campo y se convertiría en el mejor central del mundo. Su corpulencia, contundencia, buen manejo de balón y desplazamiento en largo de balón hacían del malagueño un seguro de vida.
El 20 de mayo de 1998 el Real Madrid recuperó la Copa de Europa gracias a un gol de Mijatovic contra la Juventus en el minuto 66. El partido de Hierro aquella noche en Amsterdam fue digno de resaltar. Secó a Del Piero, se mostró imbatible por alto y por bajo y su concentración para anticipar los pases que Zidane filtraba a los delanteros de la Juve sujetaron al equipo en varios momentos delicados de la final.
La Octava y la Novena completaron su palmarés junto con 5 Ligas, 1 Copa del Rey, 4 Supercopas de España, 2 Intercontinentales y 1 Supercopa de Europa. En 2003 salió del club a consecuencia de un encontronazo con Florentino Pérez en la celebración del título de Liga. Su carrera como jugador acabó con una campaña en Al Rayyan S.C. catarí, y otra en el Bolton Wanderers de la Premier League. El cromo que acompaña a este artículo es de la campaña 1993-1994 y aparece, con el uniforme de la temporada anterior, controlando un balón en el Santiago Bernabéu.
Colgadas las botas ejerció como director deportivo de la Federación Española de Fútbol en el ciclo que incluyó el título de la Eurocopa de 2008 y del Mundial en 2010, regresando al Real Madrid en 2014 como asistente de Carlo Ancellotti. De ahí dio el salto al Real Oviedo como primer entrenador. En 2018, de nuevo como director técnico de la federación, se comió el marrón de dirigir a la selección tras la cafrada de Luis Rubiales de cesar a Julen Lopetegui a dos días del debut en el mundial por comprometerse con el Real Madrid acabado el torneo. En la actualidad dirige los designios desde los despachos del Al-Nassr saudí, el equipo de Cristiano Ronaldo.